Cuando sucumbes en el laberinto de la desesperación fracasas en el intento de salir.
Muriendo en el instinto de poder conseguirlo, arrebatándote a ti mismo la posibilidad de sobrevivir, envuelto en la oscuridad de la depresión, sin razonar te mareas en los canales de la moralidad perdida, nublando tu razón de ser, en el como de tu duda.
Caminas dando vueltas en un cuarto de poca luz, buscando alguna ventana posible, pero solo la calma del silencio y el tiempo sanara la herida, ayudándote a salir ileso de la guerra inconciente, atónita y perturbadora en la que te encuentras, dale un chance al aire que respiras para purificar tus pensamientos, prometiéndote no volver a encerrarte en ese cuarto mientras el cielo se desploma ante ti.
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